El Parapente es, con permiso del Ala Delta, la forma más genuina y libre de volar. Nació en el Macizo de Chablais, cerca del Mont Blanc. Fue en 1978 cuando se hizo el primer despegue a pie.
El termino parapente viene de la expresión “paracaídas de pendiente”. Recuerda al paracaídas, pero mientras éste sólo podía descender, el parapente permite planear y ascender aprovechando las corrientes de aire.
El ala o parapente está formado por un conjunto de cámaras abiertas por delante y cerradas por detrás. El aire infla estas cámaras y da al ala su particular forma que le permite deslizarse por el aire.
Para practicar el parapente con seguridad es necesario conocer las técnicas de despegue, vuelo y aterrizaje. El equipo debe revisarse minuciosamente antes y después de cada vuelo para evitar accidentes que pueden ser fatales.
Se despega desde el suelo de cara al viento y con el ala perfectamente estirada y desenredada. Un viento de cara de unos 10 ó 20km/h suele ser muy adecuado. Entonces se inicia una suave carrera que extiende el ala.
El vuelo del parapente es recto, y el piloto dispone de dos frenos, derecho e izquierdo, que le permiten girar a derecha e izquierda respectivamente.
Para aterrizar, el piloto debe colocarse de cara al viento. A 30 metros del suelo se sueltan los frenos para que alcance la máxima velocidad. A 5 metros se tira de los frenos para convertir la velocidad en frenada y así estar casi parados al llegar al suelo.