Coleccionar conchas es una actividad gratificante que contribuye a aumentar nuestro conocimiento sobre malacología y a a enriquecer nuestra colección de historia natural sin dañar la naturaleza.
El coleccionismo de conchas
A los coleccionistas de conchas les gusta adquirir ejemplares grandes y exóticos que, por su espectacularidad enriquecen cualquier colección y adornan cualquier estantería. Es perfectamente legítimo, pero te recomiendo que empieces por recoger, reconocer e identificar las de tu país.
Cómo buscar y coleccionar conchas
Podemos encontrar dos formas básicas de conchas para nuestra colección, las de los moluscos bivalvos, que tienen dos conchas, como los berberechos, los mejillones o las almejas; y las de los caracoles, que tienen sólo una. Si bien también existen moluscos con una sola concha pero que no son caracoles, como las lapas.
Las líneas de la marea de las playas, especialmente fuera de la época estival, cuando los servicios de limpieza no rastrillan la arena, son una fuente muy abundante de conchas de moluscos bivalvos. Cuando los moluscos mueren, las olas arrojan allí sus restos. Las conchas pueden llevar allí meses o años sufriendo la erosión de la arena empujada por las olas, así que no todas las que encontremos estarán en buen estado. Elegiremos las mejores para nuestra colección. Los caracoles son más abundantes en las rocas y en los charcos que se forman en ellas.
En el caso de que no encontremos alguna concha en buenas condiciones y recojamos un animal vivo para nuestra colección (casi siempre se tratará de caracoles), debemos matarlo introduciéndolo unos minutos en agua hirviendo y extraer después su cuerpo con ayuda de un palillo. Si no lo hacemos, cuando el animal muera se descompondrá despidiendo un olor desagradable. Las conchas las podemos limpiar de restos de arena bajo un chorro de agua con un pincel duro o un palillo. El barnizado puede acentuar sus colores y su brillo, pero solo debe hacerse con conchas destinadas exclusivamente a la decoración, y no con las de una colección de historia natural.
Cómo exponer nuestra colección de conchas
Para que coleccionar conchas sea verdaderamente gratificante, lo mejor es exponerlas. La forma más sencilla de exponer nuestra colección es colocarla sobre nuestra mesa de trabajo o dedicarle una estantería. En las vitrinas de cristal lucen mucho. Si tenemos espacio, podemos encontrar pequeñas vitrinas de cristal en comercios especializados por no demasiado dinero. En cuanto los identifiquemos, los ejemplares irán acompañados de su nombre científico y del común si lo tienen. Para ello nos ayudaremos de guías de la naturaleza específicas que podemos comprar o tomar prestadas de la biblioteca de nuestra localidad.
Una buena forma de almacenarlos si no tenemos una exposición permanente o si poseemos muchas conchas repetidas, es guardarlas en las bolsas de plástico que se utilizan para los congelados y que podemos adquirir en cualquier supermercado. Son muy resistentes, tienen cierre hermético y podemos escribir sobre ellas con un rotulador especial para plásticos.
Para cada especie emplearemos una bolsa sobre la que anotaremos los nombres científico y común si los conocemos; o, si nuestra colección es un poco más científica, indicaremos también toda clasificación taxonómica (clase, orden, familia, etc.) y el lugar y la fecha de recolección. En este último caso podemos necesitar más de una bolsa por especie. Las bolsas las podemos guardar, por ejemplo, en cajas de cartón como las de los zapatos u otro tipo. Podemos mantener más organizada la colección si empleamos, por ejemplo una caja para los bivalvos y otra para los caracoles, o con divisiones taxonómicas más precisas si nuestra colección crece mucho.