Existen poblaciones que se encuentran asentadas en lugares propensos a determinados tipos de desastres naturales como terremotos, huracanes, tornados o inundaciones, que suceden periódicamente. En ocasiones las catástrofes naturales se pueden predecir con cierta antelación, como el caso de los huracanes, otros, como los terremotos, son hoy día absolutamente impredecibles.
Por otra parte, dado el cambio climático al que estamos sometiendo al planeta, regiones en las no sucedían desastres naturales pueden verse sometidas ahora a inundaciones, largos periodos de sequía o a olas de frío polar que dejan a pueblos incomunicados durante varios días. Por esta razón es importante estar preparado para afrontar cualquier tipo de contingencia en nuestro hogar.
Si vivimos en zonas expuestas a algún tipo de desastre natural debemos preocuparnos por conocer las recomendaciones de Protección Civil o del Ayuntamiento para afrontar estas situaciones, estar atento a los partes meteorológicos y seguir las recomendaciones que den por la radio o la televisión. Si tenemos que evacuar la zona seguiremos las instrucciones que den las autoridades.
Todos los miembros de la familia deberían saber cómo cortar la electricidad, el agua y el gas, además del modo de uso de los extintores, cuyo correcto estado se comprobará periódicamente. Nos proveeremos de un botiquín en el que, además de los útiles habituales, incluiremos los medicamentos específicos para los miembros de la familia que los necesiten. Los revisaremos también periódicamente para sustituir los medicamentos caducados y el material agotado.
Hay que procurarse también una reserva de agua y de alimentos que no necesiten frío y puedan consumirse sin calentarlos. También una radio con pilas de repuesto, una linterna (si usa el mismo tipo de pilas, mejor), mantas, papel higiénico, una bacinilla o un cubo donde poder hacer las necesidades en caso de urgencia. Una reserva de gasolina evitaría perder tiempo llenando el depósito del automóvil en caso de tener que evacuar con urgencia.