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Protegerse del sol y del calor

En algunas zonas del planeta, saber protegerse del sol y del calor es esencial para la supervivencia. Ignorar los riesgos de la radiación solar puede tener consecuencias muy graves para nuestra salud.

Incluso cuando tenemos suficientes alimentos y agua podemos sucumbir si desconocemos el efecto que el medio físico puede causar en nosotros y no nos preparamos para ello. El sol y calor pueden ocasionarnos numerosos trastornos, en ocasiones letales. Debemos conocerlos para prevenirlos y, en el peor de los casos, poder identificarlos y tratarlos. Si el trastorno es grave hay que tratar de evacuar al enfermo para que lo reconozca un medico.

En los lugares cálidos el sol y el calor puede ser una fuente de peligros para la salud. Debemos conocer los riesgos para prevenirlos, para reconocerlos cuando se produzcan los problemas y para tratarlos del modo correcto

Peligros del Sol

Si no nos protegemos convenientemente del sol y del calor podemos sufrir diversos tipos de trastornos, algunos de los cuales, como las quemaduras, no los percibimos hasta que el daño ya está hecho. Otros, como los calambres en las extremidades y el abdomen, son síntomas que deben alertarnos de otras alteraciones mucho más graves, como el agotamiento por calor.

Quemaduras solares

Como hemos dicho, las quemaduras solares no se manifiestan hasta que ya nos hemos quemado. Si además sopla una brisa fresca, tardaremos aún más en percatarnos. Los rayos ultravioletas, causantes de las quemaduras, atraviesan las nubes, por lo cual no debemos confiarnos porque el día esté nublado. En zonas nevadas, en el mar o en los desiertos, los rayos solares se reflejan en la nieve, el agua y la arena respectivamente incrementando los efectos del sol.

Cómo protegerse de las quemaduras solares

Lo ideal es no cometer la torpeza de quemarse evitando la exposición al sol especialmente cuando las radiaciones son más intensas, entre las 12 y las 16h. Para protegernos del sol debemos usar un sombrero de ala ancha, un pañuelo que nos proteja el cuello si es necesario y llevar cubiertos brazos y piernas así como usar protector solar en las zonas descubiertas del cuerpo.

Si se viaja a zonas de riesgo debemos llevar un protector solar de factor alto, 15 o más y una crema para las quemaduras.

Si por cualquier razón no disponemos de protector solar debemos cubrirnos bien. Podemos improvisar un protector con aceite de coco que se obtienen dejando la pulpa al sol. También podemos quemar coral, triturarlo y hacer una loción mezclándolo con agua o aceite.

Las quemaduras se manifiestan con enrojecimiento, aumento de la temperatura de la piel y dolor en la zona quemada, en los casos más severos pueden aparecer escalofríos y dolores de cabeza. Hay que evitar volver a reincidir para no agravar el problema. Si no disponemos de pomada para quemaduras podemos emplear el jugo del aloe vera. También podemos aplicar compresas de aceite de hipérico, que se obtiene dejando macerar unos días flores de hipérico en aceite. Con la primavera (Primula sp.) también se puede preparar una loción contra las quemaduras.

Agotamiento por calor

El agotamiento por calor aparece cuando perdemos exceso de líquido por una sudoración excesiva al estar expuestos a temperaturas y humedad altas. No es necesario estar expuesto al sol para sufrir agotamiento por calor. Si la deshidratación es muy grave puede sobrevenir la muerte.

Se manifiesta con calambres en las extremidades y abdomen provocados por la pérdida de sales minerales por la sudoración. Piel pálida y sudorosa, aunque no tiene por qué aumentar la temperatura corporal. Confusión y falta de coherencia en la víctima. La cantidad de orina se reduce.

El tratamiento consiste en tumbar al enfermo a la sombra y con las piernas en alto. Se dará agua con una pizca de sal (½ ó 1 cucharadita nada más) y azúcar que beberá en sorbos frecuentes.

Si es posible se mantendrá el enfermo en esta situación hasta que la expulsión de orina se normalice.

Insolación

Uno de los riesgos del sol más graves es la insolación. Se trata de un trastorno de la regulación térmica interna de nuestro organismo, es un problema muy serio que puede incluso llevar a la muerte ni no se trata convenientemente.

Cuando realizamos ejercicios físicos intensos en ambientes de calor descuidando el descanso y la hidratación podemos sufrir una insolación.

Los síntomas dependen del tiempo que hayamos estado expuestos al sol y de la gravedad. En principio se manifiesta con dolor de cabeza, fatiga, vértigos, falta de apetito, fiebre ligera. Si continuamos al sol pueden aparecer nauseas, vómitos, calambres, trastornos de la visión, fiebre alta (por encima de 40º), pulso y respiración acelerada, colapso cardiorrespiratorio y la muerte.

Debemos reducir el ritmo de absorción de calor y bajar la temperatura del cuerpo. Se tumbará al enfermo a la sombra en un lugar lo más fresco posible. Para enfriarlo se le dejará en ropa interior, se le rociará con agua y se abanicará para aumentar la evaporación de la piel. También se puede envolver al enfermo con una manta que empaparemos con agua regularmente para mantenerla fría.

Si la insolación es muy grave, tras el período inicial de enfriamiento, se puede sumergir al enfermo en agua lentamente y aplicarme masajes por el cuerpo.

Cuando la temperatura baje se puede detener el proceso de enfriamiento pero sin dejar de vigilar por si vuelve a subir. Además es importante rehidratar al paciente del mismo modo que en caso de agotamiento por calor.

Miliaria

La miliaria es un sarpullido molesto pero que no presenta gravedad. Puede sobrevenir en climas cálidos cuando no hay una buena aclimatación, el sudor no se elimina correctamente y las ropas rozan contra la piel. Entonces las glándulas sudoríficas se bloquean.

Comúnmente se presenta como pequeñas ampollas poco molestas o vesículas rojas e inflamadas en torso, brazos y piernas, más molestas que las anteriores.

Conviene lavarse bien y ponerse ropa seca para destaponar los poros. Beber puede empeorar la situación al aumentar la sudoración, pero no debemos cometer el error de deshidratarnos.

Inflamación ocular

En algunos lugares las radiaciones solares son muy intensas, como los desiertos, montañas, trópicos o el mar. En estos lugares debemos proteger del sol nuestros ojos llevando unas gafas que nos protejan de los rayos ultravioleta. (UVA, B y C). Si viajamos a zonas donde el sol es especialmente fuerte deben tener además un filtro infrarrojo.

La exposición prolongada al sol, sin protección ocular puede provocar deslumbramiento, dificultades para adaptarse a la visión nocturna, dolores de cabeza, se ven halos alrededor de las luces.

Ilustración que muestra como protegerse del sol con unas gafas de corteza de abedul
Unas gafas improvisadas con corteza de abedul pueden proteger nuestros ojos de los riesgos del sol

Hay que dejar descansar los ojos inmediatamente, buscar un refugio oscuro, vendar los ojos y reposar unas dieciocho horas

Si no tenemos gafas para protegernos del sol, podemos pintarnos con corcho quemado o ceniza alrededor de los ojos o improvisar unas gafas con corteza de abedul.

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