Existen multitud de usos de las plantas medicinales desde muy antiguo. A continuación detallamos los modos de uso más comunes.
Usos internos de las plantas medicinales
Las tisanas
Las tisanas se preparan con ayuda de agua y se deben colar antes de tomarlas. Sólo hay tres tipos de tisanas: la infusión, la decocción y la maceración.
Infusiones
Se preparan echando agua hirviendo sobre la planta (hojas, flores o parte de la planta con propiedades medicinales). Se deja en el agua durante 5 ó 10 minutos y después se debe tomar enseguida, ya que muchos de los principios activos son volátiles. Podemos endulzarlo con azúcar o miel.
Decocción
En este caso se echa la planta en agua fría, se lleva a ebullición en un recipiente cerrado y se deja hervir un rato.
Maceración
Para las maceraciones puede utilizarse vino, alcohol o aceite. Se introduce la planta en un recipiente que contenga uno de estos líquidos (según lo indicado en el método de utilización de cada planta), se cierra y se deja reposar en un lugar fresco durante un periodo que puede ser unas horas, varios días o incluso semanas.
Gargarismo
Se suele preparar con una tisana sin endulzar y no se debe tragar. Se enjuaga la boca, garganta, amígdalas, faringe y mucosas para desinfectarlas y calmarlas.
Inhalación
La planta se echa en agua casi hirviendo y el paciente respira los vapores cargados de los principios activos de la planta. Normalmente se emplea para despejar las vías respiratorias.
Usos externos de las plantas medicinales
Baño
Se prepara a partir de infusiones y decocciones, y se puede sumergir el cuerpo entero en una bañera; sólo partes, como pies y manos en una palangana; o aplicar los baños localmente, como en los ojos.
Compresas
Se emplea una gasa empapada en la preparación que se aplica sobre la parte del cuerpo que se quiere tratar y se mantiene bastante tiempo. Cuando rodea un miembro o una parte del cuerpo se le llama envuelta.
Cataplasma
Es una preparación blanda que se aplica sobre la piel durante unos minutos.