Cómo observar aves

Observar aves es sencillo y gratificante. Esto se debe a que, al contrario que los mamíferos europeos, la mayoría son diurnas. Y aunque muchas son animales tímidos, con un poco de precaución y paciencia se pueden pasar horas de observación fascinante.

Qué se necesita para observar aves

Para observar pájaros con éxito necesitaremos unos prismáticos o bien un telescopio. La elección de uno u otro dependerá del lugar a donde vayamos y del peso que estemos dispuestos a transportar. Para observar aves en nuestros paseos por el campo o el bosque son más apropiados unos prismáticos. Si vamos a lagunas o estuarios será más eficaz usar un telescopio, ya que normalmente los pájaros estarán más lejos.

Es muy importante llevar ropas de tonos oscuros que no resulten estridentes. No es necesario ir vestido de camuflaje, pero sí quizá de tonos verdes o marrones. Eso nos permitirá pasar desapercibidos cuando nos quedamos inmóviles delante o detrás de setos o matorrales. Un sombrero o gorra y calzado apropiado completarán nuestro equipo.

En nuestro inseparable cuaderno de campo tomaremos notas rápidas sobre el aspecto del ave. Su forma de volar o de desplazarse por el suelo también puede ayudarnos a identificarlas.  Una buena guía de la naturaleza sobre aves será imprescindible para identificar a las especies que encontremos.

Como observar a las aves de los bosques

Al contrario que los mamíferos, las aves poseen un olfato poco desarrollado, por lo que no tendremos que preocuparnos de la dirección del viento. Poseen, no obstante, muy buenos oído y vista, así que deberemos movernos con cuidado y llevar ropas oscuras que se confundan con el entorno.

En los parques y en los pueblos podremos encontrar muchas especies que nos permitirán observarlas aunque no seamos muy cuidadosos. Pero si pretendemos ver a las aves más tímidas de los bosques o las llanuras tendremos que actuar con sigilo.

Debemos movernos despacio, en silencio y, si es posible, pegados a los setos y matorrales para disimular nuestra silueta.

Si nos han visto, nuestra inmovilidad tranquilizará a los animales. Pero si nos acercamos demasiado, huirán. Esta «distancia de seguridad«, más allá de la cual no nos permitirán acercarnos, depende de la especie e, incluso dentro de la misma especie, también depende de si se trata de especímenes urbanos o que viven en el campo; como en el caso de los mirlos, confiados en los parques y tímidos en los bosques.

Algunas aves, como los cucos o los arrendajos, son especialmente huidizas, y probablemente nos verán en nuestros paseos por el campo antes de que nosotros las veamos y huirán.

En otras ocasiones sucederá lo contrario. Es fascinante verse envuelto por una bandada de inquietos mitos acompañados de herrerillos, carboneros y agateadores, que buscan alimento de ramita en ramita recorriéndose el bosque de esta manera durante todo el otoño y el invierno. Al llegar la primavera estas bandadas se deshacen para procrear.

También son muy emocionantes los descubrimientos primaverales, cuando llegan, con el buen tiempo, las aves migratorias para hacer sus nidos en nuestros campos; y los otoñales, cuando nos visitan las aves del norte de Europa. En estas épocas también se pueden ver aves poco comunes que se encuentran de paso.

Una buena táctica es buscar un lugar protegido desde donde tengamos una buena perspectiva del entorno y, a la vez, la vegetación disimule nuestra presencia. Allí nos sentaremos a esperar tranquilamente y sin hacer movimientos bruscos. Los pájaros son animales con una gran movilidad y capacidad de desplazamiento. No tardará mucho en llegar aves que no nos han visto, incluso las más tímidas, y actuarán con absoluta normalidad delante de nosotros.

Yo he pasado así horas maravillosas sentado en una roca, camuflado entre unos arbustos dentro de un robledal. Mientras, pasaban ante mí hermosos trepadores azules, inquietos pájaros carpinteros o enigmáticas oropéndolas.

Cómo descubrir los mejores lugares para observar aves

Para descubrir los lugares a donde acuden los pájaros con frecuencia buscaremos un lugar, quizá elevado, desde el que tengamos un amplio campo de visión de la zona y observaremos inmóviles delante o detrás de vegetación que disimule nuestra presencia, siempre vestidos con ropas que nos confundan con el entorno y ayudados por unos prismáticos o un telescopio. Prestaremos especial atención a las aves que lleven ramitas o insectos en el pico. Las idas y venidas de las aves a puntos repetitivos delatarán donde se encuentran sus nidos y posaderos.

Debemos explorar diferentes hábitats, ya que al cambiar de hábitat descubriremos especies que no habíamos visto antes. En las praderas y pastizales veremos gorriones, tordos, alondras; en las zonas húmedas diversas especies de patos, garzas; en los bosques de coníferas quizá tengamos la suerte de ver algún piquituerto, con su espectacular pico que le permite alcanzar las semillas que esconden las piñas.

El lugar donde veremos más especies distintas no es el interior de un hábitat, sino la zona de transición entre dos hábitats.

Con la observación atenta y el paso del tiempo, pronto aprenderemos a predecir qué especies podremos encontrar en un lugar o una época, a distinguir el canto o a identificar las siluetas en vuelo de las rapaces de nuestra localidad.

Cómo observar aves donde no puedes ocultarte

En las praderas, estepas y llanuras hay muchas especies interesantes que casi siempre huirán a nuestro paso antes de que nosotros las hayamos visto siquiera. Es un poco frustrante. En estos casos podemos ocultarnos usando redes de camuflaje o dentro escondites especiales llamados popularmente con el término inglés “hide”.

Antes de instalar nuestro sistema de ocultación debemos estudiar el entorno en busca de los mejores lugares. Estos pueden ser posaderos o zonas donde las aves acuden a beber. En cualquier caso, si lo colocamos en un lugar donde acuden las aves, bien sea un posadero, un nido, o un bebedero, lo mejor es situarlo alejado e irlo acercando gradualmente en sucesivos días para que las aves se acostumbren a él. En ocasiones, estos escondrijos están suspendidos sobre largos andamios para poder observar los nidos situados en las copas de los árboles.

Si las aves nos han visto entrar en el escondite es posible que no acudan al lugar que esperamos. En ese caso lo mejor es entrar en el hide de noche, o bien hacerlo con otra persona que se irá al cabo de un momento. Como las aves no saben contar, pensarán que ya no hay nadie.

Los hides también son muy útiles para fotografiar aves y otros animales. Los escondites empleados solo para la observación de aves pueden situarse a más distancia que los que se usan para fotografía. Podemos usar uno comercial o fabricarnos el nuestro.

También hay formas de atraer a las aves, como comederos o cajas nido.

Observación de aves en lagunas y estuarios

Los lagos y lagunas  y otros humedales disponen a veces de observatorios de aves, que son pequeñas casetas que sirven para poder observar a los animales sin que estos desconfíen y además nos protegen de las inclemencias del tiempo. En estos casos suele ser más útil emplear un telescopio que unos prismáticos, pues con frecuencia los observatorios están a bastante distancia de las aves.

Muchas veces dispondremos de varios observatorios que rodean el humedal, con lo que podremos variar los lugares de observación.

Dónde ver aves

Podemos observar aves prácticamente en cualquier lugar, desde un parque a una zona desértica. Pero hay lugares donde podremos ver especies menos comunes. Son los lugares catalogados como ZEPA (Zonas de Especial Protección para las Aves).